Cuando estabas triste

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Cuando estabas triste, te acunaba en mis brazos y te consolaba, pero al quedarme sola lloraba de rabia, de impotencia, al saber que no podré evitar los sufrimientos por los que habrás de pasar en la vida. Y serán muchos, hija. Como también serán muchas las alegrías. ¡Qué feliz soy cuando sonríes! Tus ojos, del color del cielo, brillan contentos y tu risa cantarina me inunda el corazón. ¡Ojalá pudiera hacer que fuera siempre así!
Tu madre, yo, es una mujer llena de contradicciones y miedos, insegura, egoísta a veces. He cometido muchos errores. Algunos, en este momento, serías incapaz de entenderlos o incluso perdonarlos, pero cuando tengas mi edad, los comprenderás, estoy segura.
Quiero pedirte perdón por mis arranques de mal humor que algunas veces he descargado contigo sin que tú tuvieses culpa. Días, en los que las preocupaciones, el desencanto, la incertidumbre, el desasosiego o la desidia, me hacían pasar por tu lado como si fueses invisible, sin verte, ni escucharte. ¿Ves como no soy perfecta? Sé que eso te dolía y te quedabas triste. Entonces, a veces, recapacitaba, me daba de bofetadas para espabilarme de esa fatiga y acudía corriendo a tu habitación intentando mostrar una sonrisa sólo para tus ojos. Pero no siempre fue así y por eso me disculpo. Por esos “no siempre” en los que fui egoísta y pensé solo en mí. Otras veces, me sentía agobiada, anulada como mujer, volcada por completo en mi papel de madre y eso me hacía rebelarme, buscar la soledad, desear tener tiempo para mí, sin interrupciones, sin escuchar cientos de veces al día la palabra mamá. Y me desesperaba, me enfadaba y soltaba algún grito a destiempo. Después me corroía el sentimiento de culpa.
Tienes toda una vida por delante, no la desperdicies, ese es el mejor consejo que puedo darte. Vive, con todas las consecuencias. Lucha por tus sueños, contra el mundo si es preciso. Algunos, o muchos, no podrán realizarse, pero no dejes que te pueda la desilusión y el desánimo. Toma tus propias decisiones, no permitas que las circunstancias o el miedo a lo que puedan pensar de ti, arruinen tu vida. Si te equivocas, si tropiezas y caes, vuelve a levantarte, empieza de nuevo. Cuida el pasado, vive el presente y sueña el futuro.

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